La mayoría del patrimonio eclesiástico de Cuntis tiene un origen medieval.
Iglesia de San Miguel de Couselo
Antiguamente, cuando formaba parte de los inmuebles de un monasterio fundado en la Edad Media, estaba localizada en la parte oriental del monte Xesteiras y tenía un estilo prerrománico.
Sufrió cambios arquitectónicos y fue pasando desde una estética románica hasta una barroca, cuando el maestro cantero cuntiense Isidoro Gontad reconstruyó su portada en el 1791.
Con el tiempo la iglesia fue trasladada hasta el lugar donde hoy en día se encuentra, al pie de Mourigade, con un aspecto totalmente neoclásico pero dejando en sus muros restos arquitectónicos de su pasado.
Iglesia de San
Fins de Estacas
Es un templo de estilo neoclásico del S.XIX que cuenta con una monumental torre de tres cuerpos. Tiene un altar mayor de comienzos del S.XX de estilo neogótico.
Tiene la curiosidad de que el sagrario mira al poniente en vez de al naciente (Jerusalén).
Iglesia de San Mamede de Piñeiro
De arquitectura de transición del barroco al neoclasicismo, con planta de cruz latina y una torre campanario de tres cuerpos. Tiene restos escultóricos de finales del S. XV y de la primera mitad del S. XVI
Iglesia de Santa Baia de Portela
Templo barroco de transición al neoclasicismo, pero no fue su fisonomía original, dado que durante el medievo debió seguir el estilo propio de aquel entonces. Tiene una única planta y fachada con espadaña centrada.
Iglesia Parroquial de Santa María de Troáns
Los primeros testigos de este templo datan del S.XI. Y fundamentalmente de estilo barroco, como se puede ver en sus altares decorados con una exuberante ornamentación, pero tiene claros orígenes prerrománicos, concretamente del S.X, debido a la existencia de dos sacristías y su planta basilical que forma dos naves laterales y una central.
Convento de Sano Bieito de Pereira
En 1868 Carme Baliñas de Castro, una hidalga natural de estas tierras, después de tomar los hábitos, decide fundar en el lugar de Pereira (en una colina próxima al casco histórico) un convento que siguiera la regla de San Bieito. Destaca una fachada de estilo neoclásico, presidida por la imagen del patrón. En el recinto de entrada hay un amplio portón que da paso a una pequeña plaza donde se puede ver la iglesia, la casa del capellán y un hermoso cruceiro con un santuario de ánimas.
Como curiosidad, el altar mayor de aires clasicistas tiene semejanzas con la columnata de Bernini , de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, y mira hacia el atardecer.
Capilla de Sano Ramón de la Anllada
Es la ermita más reciente de Cuntis y parece ser que fue trasladada desde tierras estradenses de Vena hasta el lugar de la Anllada. Sus características arquitectónicas son austeras, propias del neoclasicismo y esta al lado de un hermoso crucero.
Aquí todos los años se celebra la romería en la honra de San Ramón.
Capilla de San
Ramón de Mesego.
Situada en el interior de una pequeña carballeira en el lugar de Mesego , esta pequeña capilla tuvo en otros tiempos connotaciones de santuario. Cuentan que en este lugar existió otro templo, capilla o pequeña iglesia, de las que hoy solo quedan ruínas. Era la legendaria ermita de Santa Ana.
Capilla de Santa Lucía de Magán
Esta edificación ya existía por el S.XVI y desde el año 1836 tanto la capilla como el lugar de Magán, en la feligresía de Estacas, estuvieron vinculados al señorío del monasterio Bieito de San Martiño Pinario.
Cerca de este templo, en la piedra del muro de una casa, hay unos grabados que representan una especie de pájaro (o paloma), un trébol y una combinación geométrica semejante a una “cuatríscele”. Estos símbolos fueron empleados para decorar templos religiosos desde el románico e incluso hasta el barroco.
Capilla de la Magdalena de Meira
Es uno de los templos mas antiguos de Cuntis, fecha del año 1607. Esta ubicada en una carballeira centenaria, en la que antiguamente se celebraba una de las más importantes ferias del entorno.
Capilla del Santiaguiño de la Ermita
Es un centro espiritual ya existente en el s XVI, aunque pudiera tener sus orígenes en el medievo, ya que da nombre al lugar, la Ermita. Esta proveída de un soportal en su fachada, que se agarra en un tejado. En las inmediaciones aún se conserva un manantial de agua milagroso.
Ermita de Santo Ildefonso
Situada en la feligresía de Troáns esta ermita ya existía en el S. XVI, aunque su tipología, la denominación de su patrón, las ampliaciones constructivas y otras pruebas nos hacen ver unos orígenes claramente medievales. Según Fray Martiño Sarmiento, antiguamente la ermita llevaba el nombre de San Xoán “El Bautista”
Santuario de Nuestra Señora del Castro Loureiro
Esta ermita ubicada en Loureiro de Arriba, tiene sus orígenes en la primera mitad del S. XVI, cuando era una ermita de patronato laico, sujeto a familia de los Oubiña-Marino. Posee un soportal o cubierto en el que se alberga un altar exterior. Hoy en día es conocida por la Capilla de Loreto.
La Casa Grande de los Castro: “El Hospitalillo”
Es una de las arquitecturas señoriales más importantes del núcleo urbano cuntiense. Está localizada a un lado de la iglesia parroquial, en uno de los lados que conforma la cuadrangular Plaza de los Árboles, sirve de Casa de la Cultura municipal y lleva el nombre de uno de los hijos ilustres de Cuntis, Roberto Blanco Torres.
Fue residencia del Conde de Ximonde , D.Pedro de María de Cisneros , cuando iba al Balneario de Cuntis, por sus males reumáticos, y que después cedió como asilo de los pobres que venían a tomar los baños gratuitamente en el balneario. De allí conocido también como “hospitalillo”
La edificación sufrió numerosos cambios estructurales, como así lo demuestran las cicatrices marcadas en la piedra. En el siglo XVII ya estaba en pie, no obstante será la finales del XVIII cuando se acometan las obras que le otorgarán mayor hermosura a sus muros y fachada principal. ES un edificio barroco de planta rectangular, que cuenta con una altiva chimenea, grandes “ventanas de aire”, un amplio balcón y dos exuberantes piedras armeras.
La Casa Rectoral de Cuntis
Este austero y opulento hogar del clero parroquial de la Iglesia de Santa María sufrió profundas modificaciones durante su historia. Ya existía en el S. XVI, aunque los cambios estructurales más significativos fueron entre la transición del barroco al neoclasicismo, éste ultimo estilo es el más predominante.
Antiguamente tenía una vetusta y enorme chimenea. En la actualidad es un fuerte edificio de dos plantas con hermosas escaleras interiores. En los jardines que rodean la rectoral podemos ver un escudo heráldico de finales del S. XVII. En él aparecen las armas de los linajes de los Castro, Núñez y De la Fonte, además de la espada y cruz floreteada que representan el Santo Oficio de la Inquisición.
De esta mansión eclesiástica diría el cuntiense Roberto Blanco Torres: “(…) Recuerdo la antigua Rectoral con sus paredes gruesas de cuadros de piedra áspera, inconexa y abultada (…), morada señorial donde se reúnen en sagrado concilio curas eminentes, capellanes cultos, sacerdotes de erudición y teólogos: allí donde la paz ambiental parece rimar un poema de silencio augusto, de severa quietud (…)”.
La Casa de Agrobó
Y un edificio hidalgo que destaca por su situación, en la Cumbre de una colina localizada a un lado de la N-640 y también por su arquitectura: construcción fundamentalmente barroca, portalón coronado por dos almenas y una cruz, gran balcón, recinto amurallado, importante chimenea…
En la actualidad no conserva esculturas heráldicas y hace bastantes años que se modificó la estructura primitiva para construir a su lado, otro edificio de aspecto más contemporáneo.
Casa Grande de la calle del Cruceiro
En la calle Bernardo Sagasta, antaño llamada del “Cruzeiro”, se alza una casa de dimensiones considerables que data del S.XVIII, aunque la fachada principal sería del XIX. Posee una altiva chimenea con decoración propia de las casas hidalgas, una “peineta” y caños o aliviaderos de piedra para las aguas pluviales y un espacio que se destinó (o por lo menos así se pretendió hacer) para esculpir una piedra armera.
Importantes muros cercan la propiedad, con un cenador en el vallado que da a la calle y en su parte posterior, por la orilla del río Gallo, tiene una muralla no tan alta rematada con dos inmensas columnas de una piedra que soportan bolas labradas en granito del país.
El Pazo Abacial de Troáns
Localizado a un lado del templo parroquial, cuenta con más de 450 m² por planta y con una fachada principal que destaca por encima de las demás. Unas hermosas escaleras barrocas balaustradas del S.XVIII le asignan mayor singularidad a todo el edificio, junto con las dos espectaculares chimeneas, de diferente tipología y tamaño, que alargan hacia lo alto las ya importantes dimensiones de este edificio.
Entre las construcciones auxiliares destacan el palomar y el hórreo. Posee, asimismo, una hermosa fuente y un estanque.
Esta noble arquitectura se podría enmarcar en el atardecer del arte barroco, en el declive del S.XVIII, sin embargo, al igual que acontece con la de Estacas, quizás en este período existió un edificio anterior, basta sólo comprobar los arañazos que quedan en los lienzos de piedra.
En sus inmediaciones, en el lugar de Campo, encontramos un hermoso conjunto etnográfico, donde una fuente de piedra y unos lavaderos crean un pequeño paisaje, en el que resalta un cruceiro barroco de manifiesta belleza y de tamaño considerable.
La Quinta del Areal
En la feligresía de Troáns , en las cercanías de la Hervés, no muy lejos del río Umia y localizado en el lugar del Areal, se levanta una casa grande que posa con uno buen número de propiedades rústicas y hermosos jardines. Ligada la esta construcción estuvo siempre el puente del Areal, hoy bajo las aguas del embalse de Baxe, y alrededor de la cual existen leyendas que aún hacen más mística esa geografía.
Sabemos de la existencia de la casa en el S.XVIII, mas uno de los mayores esplendores lo tendría en el XIX, cuando en ella residió eventualmente D. Antón María de Valenzuela, destacado hombre de ciencia en la Galicia decimonónica y padre de D. Ramón de Valenzuela Carbajales, responsable de traer hacia el lugar de la Anllada la capilla del S.Ramón.
En la actualidad se conservan tan sólo ruínas, dos imponentes portalones y el recuerdo de símbolos heráldicos que campaban en las fachadas, alguno de ellos agarrado por una fabulosa sirena de piedra.
El Pazo Abacial de Estacas
La rectoral de San Fins de Estacas presenta un tamaño desmesurado, que nos la hace calificar como de pazo abacial.
El edificio principal, con planta en C, cuenta con dos alturas y con un estilizado tejado con una monumental chimenea, hecha entre finales del renacimiento y principios del barroco. Grabada en la lareira del andar noble, una inscripción asegura que se construyó en 1613, fecha que posiblemente haga alusión sólo a la lareira y la chimenea, puesto que con anterioridad la casa rectoral ya existía, como así demuestra su estructura, el espesor de sus muros, los libros de fábrica y la micro-toponimia del contorno próximo. En su interior encontramos una escalera barroca (1766) y dos lareiras de dimensiones proporcionales a las de la casa. Pero también existen recintos ocultos y algún pasadizo secreto que comunica el andar inferior, con un lúgubre espacio a lo que los vecinos suelen llamar el “Inferniño” y que identifican con las antiguas cárceles de esta mansión.
La hacienda que está toda ella amurallada, alberga un hórreo de 7 claros, aunque antaño fue mayor, una “eira de mallar”, un palomar de planta rectangular levantado en uno de los vértices de la cerca y una espadana con su campana. La muralla conserva aún varias almenas que decoran alguno de sus tramos y que le asignan al conjunto características de edifico noble.
Se puede considerar que en el S. XVI el pazo abacial ya existía. Sus orígenes tal vez se sitúan en la edad media, sirviendo de morada para importantes caballeros, hidalgos y señores feudales.
La Casa Grande de la Eira
Este hogar hidalgo, amurallado y al que se entra por un portalón almenado, se localiza en la feligresía de Cequeril , en una geografía de montaña. Cuenta con un jardín de árboles centenarios, un par de hórreos y amplias cuadras para los caballos.
Se podría datar entre finales del S.XVII y comienzos del XVIII, y posee unas hermosas escaleras exteriores que rematan en un patín, un antiguo reloj de sol, y un par de esculturas heráldicas. La que preside la fachada principal se caracteriza por su arcaísmo y por ser totalmente atípica, y en ella se representaron, entre otras, las armerías de los Barros- Alemparte. En la otra aparecen esculpidos los muebles característicos de los Murga (Linaje procedente de Euskadi).
En esta casa, Ramón Sobrino Buhigas, escribió un libro fundamental de la arqueología gallega, el Corpus Petroglyphorum Gallaeciae (Seminario de Estudios Gallegos 1935).
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